Planifica tu menú semanal
Haz una lista de la compra
Consulta las condiciones de conservación
Lo primero, los congelados
Segundo, en el frigorífico
Tercero, la despensa
Pide sólo lo que te vayas a comer
Pide que te envasen las sobras para llevar
Conserva adecuadamente las sobras
No recongeles los alimentos
Calienta los alimentos mínimo a 60º
Crea nuevos platos con las sobras
Elige alimentos locales y de temporada
Distingue entre fecha de caducidad y consumo preferente
¿Qué información te da la etiqueta?
No te guíes sólo por el aspecto
Si es posible, compra a granel
Planifica tu menú semanal
Haz una lista de la compras
Elige alimentos locales y de temporada
Distingue entre fecha de caducidad
y consumo preferente
¿Qué información te da la etiqueta?
No te guíes sólo por el aspecto
Si es posible, compra a granel
Consulta las condiciones de conservación
Lo primero, los congelados
Segundo, en el frigorífico
Tercero, la despensa
Conserva adecuadamente las sobras
No recongeles los alimentos
Calienta los alimentos mínimo a 60º
Crea nuevos platos con las sobras
Pide sólo lo que te vayas a comer
Pide que te envasen las sobras para llevar
Revisar regularmente los armarios de la despensa, el refrigerador y el congelador es la manera adecuada para conocer que alimentos ya tenemos y nos ayudará a evitar acumular alimentos con el riesgo de que caduquen.
Te proponemos una serie de alimentos saludables que no deben faltar en tu fondo de armario:
Las planificaciones de los menús pueden ser tan simples o detalladas como se desee. Puede ser una planificación que se realice para toda la semana o hacerla para dos o tres días, etc. Os proponemos las siguientes pautas saludables para planificar los menús:
Otra cuestión a tener en cuenta a la hora de planificar un menú, es la adquisición de hábitos de vida saludables. Estos hábitos son unas de las principales herramientas a nuestro alcance para la prevención de enfermedades y el mantenimiento de una buena salud durante toda la vida.
Es más fácil de evitar el exceso de alimentos cuando compramos con una lista. También nos ayudará a ahorrar dinero al no comprar artículos que no necesitamos.
Además, es recomendable llevar bolsas reutilizables para el transporte de nuestra compra hasta casa. Con este gesto, evitamos las bolsas de plástico de un solo uso y contribuimos a cuidar nuestro medio ambiente. Si vas a comprar productos congelados, utiliza las bolsas específicas para este tipo de productos, las cuales previenen que los alimentos se descongelen demasiado rápido.
Procura ir a la compra sin hambre. Hacer la compra con hambre o con el estómago vacío hace que compremos más “caprichos” y productos innecesarios. Hay que intentar no salirse de los productos incluidos en la lista de la compra.
1º Alimentos que estén a temperatura ambiente, como conservas, pasta, panes, bebidas, leche, huevos...
2º Refrigerados , los cuales estarán dispuestos en cámaras frigoríficas, como son los derivados cárnicos, carnes y pescados frescos envasados, semiconservas, productos lácteos,…
3º Congelados, productos dispuestos en cámaras congeladoras. Cuanto más tarde se cojan este tipo de productos, menor tiempo tienen para empezar a descongelarse. Recuerda que es aconsejable introducirlos en una bolsa térmica en la que las condiciones de congelación se mantienen durante más tiempo.
En el siguiente enlace puedes encontrar diferentes iniciativas de productores/as, empresas o colectivos que te permiten comprar alimentos de Euskadi desde tu casa:
Se reduce la energía empleada en su almacenamiento.
Se apoya a las personas productoras locales y se contribuye a la economía local.
Se protegen las variedades locales y razas autóctonas y la biodiversidad.
Se recogen en su momento óptimo, por lo tanto, son más frescos y ricos en nutrientes al reducirse el tiempo entre recolección y consumo.
done Leche condensada, evaporada, en polvo (no infantil)
done Conservas de lata y en botes de cristal
done Café, té, especias
done Conservas de carne y de pescado
done Jarabe, membrillo, miel
done Agua mineral
done Chocolate en tableta
done Jamón curado y embutido curado rebanado
done Pan de molde
done Bebidas UHT: leche, zumos de frutas, bebidas de soja…
done Queso seco
done Chocolate relleno, bombones, turrones
done Jamón curado y embutido curado no rebanado
done Aceite, margarina, mantequilla.
done Congelados
done Salsas envasadas
done Patatas chips, chips de hortalizas
Los alimentos perecederos, vendrán con Fecha de caducidad que es la fecha límite hasta la cual un alimento se puede consumir con seguridad.
Con el fin de evitar el desperdicio de los alimentos que tengan fecha de caducidad, si vemos que no se van a poder consumir a tiempo, podemos cocinarlos y posteriormente, congelarlos.
(siempre que se haya conservado en las condiciones recomendadas)
aunque puede que sus cualidades organolépticas no sean las más óptimas.
Irá precedida de la indicación “fecha de caducidad” y se indicará obligatoriamente el día y mes. De manera voluntaria, se puede indicar el año.
Cuando la duración del producto alimenticio sea:
Inferior a 3 meses: DÍA y MES
Superior a 3 meses y que no sobrepase los 18 meses: MES y AÑO.
Superior a 18 meses: AÑO
Si se cumplen las premisas mencionadas, de modo orientativo, el alimento se mantiene en condiciones satisfactorias una vez pasada la fecha de consumo preferente, durante los siguientes periodos*:
La denominación del alimento nos informa de exactamente qué tipo de alimento compramos. Dicha denominación, será su DENOMINACIÓN JURÍDICA, es decir, la denominación establecida por la legislación europea.
La denominación jurídica no siempre existe, por lo que a falta de la misma, en la etiqueta se facilitará una DENOMINACIÓN DESCRIPTIVA del alimento. Para verla, muchas veces hay que girar el producto e ir a la parte trasera del envase.
La CANTIDAD NETA de un alimento se expresará en unidades de volumen en los productos líquidos (litros, decilitros, mililitros) o en unidades de peso en el caso del resto de productos (kilogramos o gramos).
Habrá que fijarse en qué cantidad es la que estamos adquiriendo y cuál es el envase que mejor se adapta a nuestras necesidades. Muchas veces, resulta más adecuado comprar el producto a granel, aunque no siempre es posible.
Te recordamos que aquí tienes una calculadora de raciones por alimentos y número de comensales:
Rechazando un alimento solo por su aspecto estético, estamos desperdiciando muchísimos recursos y trabajo: las semillas empleadas, la tierra utilizada para el cultivo, el trabajo de las personas agricultoras y el gasto en otros recursos como agua o combustible. Todos estos recursos se pierden cuando se pierde el fruto de este trabajo.
Los estudios que se realizan sobre preferencias de compra dicen que las personas consumidoras prefieren frutas y verduras de un color y forma concreta. Como consecuencia de esto, por ejemplo, en torno a un 25-30% de las zanahorias se consideran “defectuosas” y no llegan a la tienda por no cumplir con los cánones físicos o estéticos. En los mercados o en la venta directa en granjas, estas reglas no tienen la misma importancia y seguramente puedas encontrar zanahorias “feas” a las que rescatar.
Existe un movimiento en defensa de la “Comida fea”. Su nombre es “Ugly Food”, y aboga por dar una oportunidad a alimentos que normalmente terminan en la basura.
Un buen ejemplo lo encontramos en Catalunya. La Fundació Espigoladors recupera la antigua actividad del espigamiento, que "consiste en la recogida, mediante acuerdo con el productor o productora, de frutas y verduras que son descartadas del circuito comercial por excedentes de producción, descenso de ventas o cuestiones estéticas”. Lo hace, además, dando empleo a personas en riesgo de exclusión social.
Existen otro tipo de iniciativas como la de EROSKI. Desde febrero de 2016, organiza cada año la campaña “Tan feas como buenas” , destinada a dar salida, a un precio más bajo, a frutas con un aspecto distinto pero con el mismo sabor y la misma calidad que el resto. Son productos con las mismas garantías de seguridad, pero que no cumplen con los estándares normales de forma y aspecto.
Si no fuera posible comprar a granel, habrá que fijarse en la CANTIDAD NETA indicada en la etiqueta, así sabremos cuánta cantidad de producto o qué número de envases individuales son necesarios.
Lleva tu compra directamente a casa, y recuerda almacenar inmediatamente los productos congelados y refrigerados.
Una vez realizada la compra y nada más llegar a casa, debemos proceder a almacenar directamente los alimentos, el orden correcto es el siguiente:
El grado de frío que alcanza un congelador se mide en estrellas: cuantas más estrellas, más fría será la temperatura que puede alcanzar el congelador:
A la hora de congelar deben utilizarse recipientes aptos para uso alimentario, sin roturas y que puedan cerrarse completamente. También pueden utilizarse bolsas específicas para congelar. Igual que se hace al refrigerar, evitaremos mezclar alimentos para no tener opción de una contaminación cruzada.
• Hortalizas: hasta 12 meses
• Pollos, caza: hasta 10 meses
• Cordero: hasta 8 meses
• Cerdo: hasta 6 meses
• Carne picada: hasta 2 meses
• Tartas, pasteles horneados: hasta 6 meses
• Pescados magros: hasta 6 meses
• Pan y bollos: hasta 3 meses
• Pescados grasos: hasta 3 meses o más (depende del pescado)
• Mariscos: hasta 3 meses
Parte central: productos lácteos (quesos, yogures, batidos,….), embutidos, y huevos
Parte inferior: carnes frescas, frutas y verduras, pescados frescos, y productos en descongelación. Siempre bien guardados separados unos de otros y en recipientes aptos para uso alimentario.
Puerta: bebidas, mermeladas, mantequillas, salsas
• Carne y pescado cocidos: 2-3 días
• Leche ya abierta, postres caseros, verdura cocida: 3-4 días
• Carne cruda bien conservada: 3 días
• Verdura cruda y conservas abiertas (cambiar a otro recipiente): 4-5 días
• Huevos: 2 – 3 semanas
• Productos lácteos y otros con fecha de caducidad: la que se indica en el envase.
En el caso del frigorífico, también debe utilizarse el método FIFO (Fist In, First Out. Lo primero que entra, lo primero que sale)
A la hora de colocar los alimentos dentro del frigorífico, los fabricantes diferencian varias zonas específicas para guardarlos. Actualmente, la mayoría de las neveras tienen cajones con iconos que nos indican qué meter en ellos, que suelen ser frutas y verduras, carnes y pescados y están en la parte inferior del frigorífico.
Nunca deben juntarse las carnes con los pescados o las frutas y verduras con el fin de evitar la contaminación cruzada. Se deberán guardar bien envueltos o bien utilizar recipientes adecuados para evitar posibles goteos.
En las despensas se almacenarán únicamente los productos que puedan conservarse a temperatura ambiente. A la hora de organizar la despensa, una opción que resulta bastante cómoda es almacenar los alimentos por grupos: legumbres, harinas y derivados, conservas de pescado, conservas vegetales...
Resulta imprescindible leer las fechas de consumo preferente del producto y colocar los productos de mayor duración al fondo. Es aconsejable utilizar el método FIFO (first in – fisrt out), es decir, lo primero que metamos será lo primero que saquemos (de un mismo producto). Los productos que más se consuman es recomendable que estén más visibles y accesibles que el resto.
Planificar adecuadamente las porciones nos ayudará a reducir el desperdicio de alimentos y garantizar una dieta variada, saludable y equilibrada.
Para no generar sobras es importante medir o pesar los productos y ajustar la cantidad que vamos a elaborar a las raciones que utilizaremos. Si disponemos de una receta y no tenemos báscula adaptaremos los gramajes de la receta a medidas caseras que nos facilitarán el trabajo.
Descubre nuestra CALCULADORA DE RACIONES que te permite elegir el número de comensales, elegir el alimento y la posibilidad de ver los resultados en gramos o en unidades cotidianas como cucharadas, puñados, tazas, etc.
Por ejemplo, os recomendamos servir a los niños y niñas pequeñas cantidades en las comidas adaptadas a su tamaño y si todavía tienen hambre, darles la oportunidad de repetir.
También os mostramos en la siguiente infografía cómo medir los alimentos a la hora de elaborar cada ración de manera individual utilizando las manos:
(Con cremas o nata no es aconsejable)
Además, hay que tener en cuenta que los alimentos van perdiendo sus cualidades organolépticas (sabor, textura, etc.) al repetirse la congelación.
En principio nunca deberíamos congelar de nuevo un alimento (crudo) que se ha descongelado, salvo que sufra un proceso de cocinado antes de volver a congelarlo. De la misma manera, un alimento cocinado descongelado no debería volver a congelarse.
Por otra parte, a la hora de descongelar un alimento hay un par de cuestiones a tener en cuenta:
En el caso de utilizar el microondas, se debe cubrir el alimento para que retenga la humedad y adquiera temperatura de forma uniforme.
Por otra parte, cabe señalar que la calidad del alimento disminuye cada vez que se recalienta. Por lo tanto, es mejor recalentar únicamente la porción que se vaya a consumir.
Hay muchos recetarios de aprovechamiento disponibles, pero nosotros te proponemos algunas recetas para sacarles todo el partido a esas sobras:
También puede ser interesante preguntar por la existencia de opciones como medio menús, platos del día y menús infantiles. De esta manera podrás ajustar la cantidad de comida que pidas a lo que vayas a consumir.
Otra posibilidad es solicitar a los camareros que te ajusten el tamaño de las raciones a lo que te vayas a comer.
Existen diferentes modalidades para llevarse la comida sobrante: Envases desechables, reciclables o compostables que te ofrece el establecimiento, como es el caso de los Gourmet Bags, la recogida de las sobras con tu propio tapper, e incluso los conocidos como Doggy Bags, destinados a llevarse las sobras para tu mascota.